Desde la Comisión Directiva de AsAECA manifestamos nuestra PROFUNDA CONSTERNACIÓN POR LA REPRESIÓN POLICIAL SEGUIDA DE LA MUERTE DE FACUNDO MOLARES
Quienes analizamos e investigamos las realizaciones y exhibiciones de películas y videos documentales, como así también de todo fenómeno de la comunicación audiovisual, no podemos abstraernos de la realidad, esa que nos afecta cotidianamente porque somos parte de un todo más amplio, el que nos constituye como una sociedad. Los documentales intentan, y celebramos cuando lo logran, representar algún aspecto de la realidad oculto/ocultado por las múltiples y cada vez más abundantes mediaciones audiovisuales.
Casi siempre estas mediaciones son formas ligadas a corporaciones que lucran con la distracción, el desvío y la tergiversación. Recordemos por ejemplo algunos pocos títulos que apuntan a desenmascarar aquellas viles operaciones mediáticas que muestran superficies opacas: “La crisis causó dos nuevas muertes”, “La revolución no será televisada”, “Sonata en si menor”. Ayer nuevamente la brutalidad, impericia y la deshumanidad de la policía, en este caso de la Ciudad, desplegó un operativo represivo en contra de una veintena de personas que manifestaban pacíficamente en el centro simbólico de la Ciudad de Buenos Aires.
Producto de ese operativo apresaron y redujeron contra el piso a un fotoperiodista: Facundo Molares. Luego de ejercer violencia sobre su cuerpo, con una técnica de inmovilización asfixiante, Facundo se descompensa muriendo horas después en un Hospital -Nos preguntamos: ¿habrá una campaña global en las redes como fue la #blacklivesmatter?-. La causa: la violencia institucional de la policía. La consecuencia: una persona muerta. Sin embargo, una vez más, las presencias en vivo de cámaras de corporaciones mediáticas, y la posterior reconstrucción de los hechos, circularon como tantas otras veces: disimulando el acto infame de la represión. Como sucedía con los “enfrentamientos” publicados en los periódicos durante la dictadura cívico militar, y la construcción social de la justificación: “por algo será”; ayer pudimos ver en esas corporaciones mediáticas que “un ex integrante de las FARC … murió en el Obelisco por una descompensación”.
Desde AsAECA, quienes investigamos, ejercemos docencia, y realizamos videos y películas, no podemos abstraernos del mal intencionado uso de las imágenes y los discursos que acompañan estos actos deliberados, cargados de odio contra quienes solo se manifiestan por no tener trabajo o vivir en condiciones indignas. Nos consternamos por la muerte de Facundo Molares, muerto por la acción represiva de la policía de la Ciudad, y llamamos a poner fin a la violencia policial e institucional como método para enfrentar a la protesta social, un derecho garantizado por la Constitución Nacional. Exigimos una democracia plena de derechos, siendo solidarios con quienes menos tienen. Para ello es imperioso que también el periodismo cumpla con su función primaria de informar objetivamente y no de ocultar o deformar la realidad.
